sábado, 4 de octubre de 2014

FIORINO – EL PROYECTO
 Umberto Zingoni
        Artículo escrito por Umberto Zingoni, uno de los creadores del Fiorino. ¿Quién mejor que él para contarnos como nació el proyecto de crear el Fiorino?
         Hace treinta años. Yo y mi amigo y compañero Michele Del Prete estábamos en nuestro criadero de canarios rizados en Florencia. Tenemos todas las razas: el voluminoso Rizado de París, el Padovano, el Rizado del, el Rizado del Sur, y, finalmente, el delgado de Gibber Itálicus.
         Estábamos echando un vistazo para un último control a las jaulas y voladeras, cuando hablando, surgió una idea. Nos preguntamos si a la vista de los resultados de ciertos cruces entre ejemplares de diversas razas y de relativamente poco valor,  con la intención de obtener nodrizas, no estaría de más intentar crear una nueva raza.
         ¿Cuáles eran estos resultados? Cruzando una Rizado del Norte con una hembra Gloster moñuda nacía algún hijo que tenía los rizos del padre y la reducida talla de la madre.



 De ahí nació la idea de un Rizado lo más pequeño posible con una moña en la cabeza. En efecto, aparte del Gibber, la tendencia era siempre la de aumentar la talla para obtener ejemplares más vistosos, mientras que los minirizados con posición normal no existían, a diferencia de lo que era la tendencia en las razas inglesas (Fife, Gloster).
         Acordamos que lo íbamos a hacer con todos los canarios que ya teníamos (algunos cientos). La pasión por la cría, que ambos llevamos en la sangre, hizo que en aquel momento, en una nueva  serie de jaulones, diésemos comienzo a la selección de ejemplares para crear esta eventual nueva raza.   
         ¿Cómo iba a ser? Nada complicado: un canario sencillo con los cinco rizos, como los del Rizado del Norte, lo más pequeño posible y con una bella moña en la cabeza. Eso era todo. Pero entre el decirlo y el hacerlo…
 
         Pasados algunos años, por causa de fuerza mayor tuvimos que dejar el local de cría y redimensionar el criadero. Del Prete se limitó a criar en la terraza de su casa los Rizados de París y los Paduanos, yo  continué con la selección y perfeccionamiento de la nueva raza que ya tenía un nombre: Fiorino.
         Pasaron otros años, los resultados fueron tan satisfactorios que pronto la Raza recibió el reconocimiento oficial de la Federación Italiana, lo que ocurre en el año 1985.
 
         Aún unos años más, durante los cuales los ejemplares regalados a otros criadores interesados en esta raza se van difundiendo por todas partes, hacen que en 1989, con ocasión del Campeonato Mundial de Pordedone, se haga el reconocimiento oficial de esta raza por parte de la Confederación Ornitológica Mundial (C.O.M).
         Así Italia puede vanagloriarse de haber creado otra raza después del Paduano y el Gibber, a los que pasados pocos años se unirá una cuarta: el Rizado Gigante Italiano.

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