EL CANARIO GIGANTE
ITALIANO
Sauro Cané. Secrétario del Club
AGI
Es maravilloso ver el nacimiento de una nueva
vida y ver crecer a los polluelos con el
cuidado con el que los padres los tratan.
Es agotador debido a que absorbe totalmente
todo nuestro tiempo libre, particularmente durante el periodo de reproducción.
No hay tiempo para otras distracciones o pasatiempos y a menudo crea tensiones
dentro de nuestra propia familia.
Lo que estoy diciendo no es nada nuevo para
los aficionados que ya llevan algunos años con esta pasión. Criar el Rizado
Gigante Italiano (AGI = Arricciato Gigante Italiano) aporta una variante
positiva y es la imprevisibilidad absoluta del resultado final.
Los resultados de la cría no pueden esperarse
tal como ocurre en la mayoría de las razas. He criado también canarios rojo
mosaico, Rizados del Sur y del Norte y sé lo difícil que es obtener campeones.
Pero también sé que de excelentes reproductores se obtienen excelentes
ejemplares.
No es posible predecir los resultados con el
AGI. De una pareja de campeones posiblemente saldrán buenos ejemplares pero no
hay ninguna certeza de que los hijos sean campeones. Ocurre con frecuencia que
de una pareja formada en el último momento porque uno de los ejemplares
previstos ha fallado por enfermedad o cualquier otra causa y que ha sido
sustituido por otro que hemos encontrado casi por casualidad, nacen ejemplares
que son excepcionales.
De la importancia de
emparejar ejemplares con una genealogía reconocida.
Hay que procurar emparejar ejemplares que sean de una línea de
mucha calidad que provenga de un criadero en el que se haya realizado un
rigurosa selección desde hace años. Emparejar buenos ejemplares provenientes de
un criadero cualquiera (no necesariamente malo) que no está estabilizado por la
selección genética, producirán unos resultados a menudo decepcionantes,
mientras que unos ejemplares de tipo medio para las exposiciones, pero de una
buena genealogía pueden dar verdaderos campeones.
Muy frecuentemente los canarios de razas grandes (por su talla)
no son campeones en sentido estricto del término, pero son portadores de
algunas de las características típicas de la raza: cabeza, colocación y
dimensiones de los rizos, talla,…Hay que acoplar según la técnica de la
compensación, es decir, los defectos del macho tienen que ser compensados por
las buenas cualidades de la hembra y viceversa. Con esta técnica casi seguro que se obtienen
resultados satisfactorios. No hay que olvidar que la genética no da una certeza
matemática pues en estas razas trabajamos con caracteres hereditarios
cuantitativos y casi siempre multifactoriales.
Es indudable que una de las características más buscadas por los
criadores de la raza AGI es la “cabeza y el capuchón”. Algunos han buscado y
buscan la manera de estabilizar esta característica en toda la descendencia
emparejando “Capuchón X Capuchón” Basándonos en la experiencia de numerosos
criadores llegamos a la conclusión que este cruce es arriesgado porque aunque
aumentamos las posibilidades de tener “capuchones llenos o completos” se corre
el riesgo de reducir el tamaño de la cabeza que debe ser grande y redonda. Otra
consideración que hay que tener en cuenta es que en el estándar se dice “cabeza
con capuchón y sus variantes”, es decir, no solamente es válido el capuchón..
Desde el punto de vista simplemente estético esto supone que algunos ejemplares
son de una belleza y una originalidad única.
La característica de la
variabilidad.
Con el fin de clarificar el concepto pensemos en tres ejemplares
que han obtenido en la misma competición 93 puntos cada uno. Si se les compara
veremos que tienen las condiciones requeridas para obtener tan alta puntuación
pero que son diferentes el uno del otro. Cada característica puede ser definida
como única, ya que se puede expresar de diferentes maneras.
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