jueves, 2 de mayo de 2013

RIZADO PADUANO:
LA SELECCIÓN DE LA MOÑA
Este artículo es traducción de una parte del libro Canaricoltura de Umberto Zingoni.
La moña es un carácter mendeliano autosómico dominante. Por este motivo los canarios provistos de moña son en casi su totalidad heterocigóticos, porque se obtienen del cruce de ejemplares con moña con otro sin moña para evitar el riesgo de ejemplares homocigóticos en los que la moña resulta patológica.
Refiriéndonos a la moña normal hay que decir inicialmente que su peor enemigo es el surco retroocular (o surco detrás del ojo).

El surco retroocular es debido a una doble fila de plumas situadas detrás del ojo, en la región del tímpano, las cuales en ciertos casos se desvían de la dirección que siguen normalmente hacia abajo para unirse a las plumas de la mejilla, y van hacia arriba. Se forman así dos pequeñas crestas de plumas, una detrás de cada ojo.
Estas crestas están más desarrolladas en los machos y en las razas grandes. Hay más tendencia a formarse en los canarios rizados, sobre todo en el Paduano.
 
        Este canario tiene unas cejas hacia abajo e inmediatamente detrás una cresta que se dirige hacia arriba.
El moño consiste en una anomalía del folículo de las plumas del vértice de la cabeza, las cuales, en lugar de dirigirse hacia atrás, se dirigen hacia los lados, más o menos como los pétalos de una margarita. Dejando aparte las diferencias entre las diversas razas moñudas, se considera que una moña está bien formada cuando sus plumas caen regularmente alrededor de la cabeza, formando una moña redonda o un poco elíptica en el sentido de la longitud de la cabeza. Si esta corona de plumas nace en una cabeza con plumas regulares tendrá la máxima posibilidad de mantenerse simétrica y estar bien hecha.
La dirección de las plumas de una cabeza sin moña es un carácter genético, y por lo tanto también lo es la cresta.
Si una moña genéticamente bien hecha sale en una cabeza con cresta, ésta, en parte se insinúa bajo las plumas de la moña, que provienen del centro de la cabeza, y las mantiene más o menos levantadas. La moña adquiere una forma que ningún estándar de las razas moñudas reconoce como correcto. De aquí la importancia fundamental que tienen los ejemplares consort con una cabeza regular, sin crestas u otras irregularidades.
        Parece que esta moña está genéticamente bien hecha, pues las plumas salen del punto central y se abren como una margarita, pero en la parte de atrás está un poco levantada debido posiblemente a que bajo las plumas de la moña las plumas de esa parte de la cabeza estén levantadas en forma de cresta.
Si queremos obtener ejemplares con buenas moñas, formadas correctamente según el estándar de la raza y que por detrás se fundan perfectamente con las plumas del cuello debemos disponer de dos características genéticas correctamente expresadas en el fenotipo. Uno es una moña bien formada (plumas que nacen del centro e irradian en todas direcciones), y este carácter lo porta exclusivamente  el ejemplar moñudo, y el otro carácter es una buena cabeza del ejemplar consort: no debe tener crestas y debe estar provista de plumas largas que tiendan a dispersarse lateralmente formando cejas dirigidas hacia abajo.

 
Estos dos consort tienen una cabeza sin crestas. Las cejas abundantes, caen hacia abajo de forma correcta y pueden contribuir perfectamente  a la formación de buenas moñas

 
Si la distribución de las plumas de la moña es regular, la moña resultará más o menos grande y más o menos correcta dependiendo de las siguientes dos condiciones:
1.- La moña será más o menos amplia si las plumas del vértice de la cabeza son más o menos largas, es decir si tienen la propiedad de crecer mucho. La longitud de tales plumas depende de la longitud del plumaje en general del pájaro. No existe ningún pájaro de moña grande con plumas cortas. El crest, la raza con mayor moña, tiene un plumaje muy largo.
El carácter genético pluma larga lo pueden aportar ambos progenitores y en base a la longitud de la pluma heredada,  el hijo tendrá una moña de diferente amplitud y  más o menos correcta, porque las plumas de la cabeza responde simultáneamente al factor “longitud del plumaje” y “dirección del folículo”.
2.- La moña se deforma con la presencia de las crestas. Este carácter es cuantitativo y puede ser portado por ambos progenitores y los hijos serán más o menos vistosos y desfigurarán más o menos la moña.
En este ejemplar se observa perfectamente como la moña está levantada en la parte lateral trasera, debido posiblemente a la presencia de una cresta lateral.
Como las crestas son más evidentes en las razas grandes y en los machos, en las razas que deben tener la cabeza lisa su presencia es un defecto más grave en la hembra que en el macho. Una hembra con crestas debe ser excluida de la reproducción a no ser que tenga otras cualidades excepcionales.
En lo que respecta al Paduano, que es una raza de gran tamaño, es fácil darse cuenta que las crestas tienen una presencia y una evidencia mayor que en otras razas. Es probable que este hecho, al menos en parte, dependa de dos factores: el primero es que en las razas rizadas las plumas tienen más tendencia a curvarse que en las de plumaje liso; el segundo factor puede ser que en la formación del Paduano contribuyó mucho el antiguo Milanbianco, en los que la cresta estaba muy desarrollada.
La parte delantera de la moña de este ejemplar parece correcta y no se observan crestas laterales. Lo que sí se observa es un levantamiento de la moña en la parte trasera debido a que las plumas de esa parte que están debajo, se han levantado hacia arriba a consecuencia de algún tipo de rizo o de plumas que han salido en esa dirección.
En cualquiera de las razas moñudas, si el criador posee un ejemplar con moña defectuosa, pero con otros caracteres corporales excelentes que desea transmitir a los descendientes, como un buen cuerpo,  puede usarlo cruzándolo con un consort de cabeza excelente para  sacar buenos consort que tengan una cabeza conforme al estándar y un buen cuerpo. Estos consort se cruzarán con ejemplares de óptima moña con el fin de obtener buenas moñas y cuerpos mejorados, ya que el consort no hereda nada del carácter “dirección del folículo de las plumas de la moña”.
Hay criadores que para obtener buenos consort, cruzan dos ejemplares moñudos con un moño perfectamente formado, partiendo de que un buen moño solo puede estar sobre una cabeza lisa bien hecha, que puede ser heredada tanto por los hijos consort como los corona. De este cruzamiento se obtendrá un 25% de ejemplares consort y otros tantos homocigóticos con pésimas moñas, pero indispensables si al año próximo solo se quieren obtener ejemplares moñudos, los cuales no se resienten para nada del susodicho moño patológico.
Es indiferente que el macho o la hembra sean coronas o consort. Quien dice lo contrario se basa en las opiniones de otros que por simple casualidad han obtenido mejores resultados de un modo respecto de otro.

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