lunes, 15 de julio de 2013

CONSEJOS PARA CRIAR
 EL RIZADO DE PARIS
 
           La mayor parte de este artículo es traducción de un fragmento del libro de Giorgio de Basiego: Canarini Arricciati Pesanti. Hay fragmentos que son aportaciones personales.
 
     La técnica de la cría del Rizado de París o Frisé Parisién no ofrece especiales dificultades. Es similar a la de cualquier otra raza de canarios de gran tamaño: Lancashire, York, Paduano,...
     Un aficionado que desee criar Rizados de París debe elegir buenos ejemplares para comenzar y tener presente que no solo deben ser de calidad los rizos principales (manto, pecho y aletas) sino también los rizos secundarios (cabeza, collar, bouquet, oliva, plumas de gallo), que son indispensables para hacer de ese canario un Frisé Parisién perfecto.
     Si queréis adquirir un ejemplar que aporte sangre nueva  a vuestro criadero escoged uno que sea complementario a los que tenéis en vuestro criadero.
      No os dejéis seducir por un Rizado de buena talla y que tenga un gran volumen de plumaje  si sus rizos están mal hechos: las plumas de los flancos están mal orientadas o si se confunden con las del pecho o jabot; la separación del medio del manto es borrosa o está muy torcida; las plumas son como una especie de arbusto pero sin forma.  Es preferible tener Rizados de París algo más pequeños  y menos voluminosos, pero con los rizos bien definidos. Entre 20 y 22cm de talla es suficiente para un Frisé.
 
 
     Llegado el momento del emparejamiento hay que hacer las parejas. Para hacerlas hay dos métodos:
     Primer caso: si el criador dispone de un registro de cría y conoce bien a sus pájaros no deberá tener ninguna dificultad  para formar las parejas, porque ya sabe lo que está buscando.
     Segundo caso: el criador no conoce bien a sus ejemplares y no dispone de ningún registro. En este caso deberá poner a los machos en una fila y a las hembras en otra. En este momento iniciará el trabajo de la formación de las parejas observando y estudiando las características de cada ejemplar. Si, por ejemplo, examina un macho con sus cualidades y defectos, debe escoger una hembra que tenga un potencial genético tal que permita el nacimiento de jóvenes  en los que haya un aumento de alguna cualidad y una disminución de un determinado  defecto. No hay que emparejar nunca dos ejemplares que tengan el mismo defecto, ya que así iremos fijando ese defecto en nuestro criadero. Siempre hay que intentar mejorar las características de nuestros pájaros.
     En el Rizado de París, como en todos los canarios de postura, los defectos de un ejemplar se deben compensar con las cualidades de otro, y de esta manera se introduce en el patrimonio genético de los jóvenes la cualidad que se desea tener o mejorar, pero también se puede conservar el defecto que queremos suprimir. Nos puede parecer que ese defecto se ha eliminado, pero a lo mejor solo ha sido provisionalmente y podemos volver a encontrarlo en las siguientes generaciones. Lo que se debe hacer es 1º.- No introducir ningún defecto. 2º.- Eliminar todos los ejemplares que manifiesten dicho defecto.
     EJEMPLO: si en nuestro criadero no existe el defecto de aleta caída y echamos una de nuestras hembras con un macho de otro criadero provisto del defecto de aleta caída, todos los hijos serán portadores de dicho defecto. Con este emparejamiento hemos introducido el defecto en el potencial genético de los descendientes y dicho defecto aparecerá en los futuros acoplamientos de los ejemplares que lo portan.
     OTRO EJEMPLO: un criador echa una hembra con la aleta derecha caída con un macho que tiene la aleta izquierda caída con el fin de eliminar el defecto. De este emparejamiento saldrán 1/4 de los jóvenes con ambas aletas en posición correcta; 1/2 de los jóvenes con una de las dos aletas caídas, y 1/4 de ellos con las dos aletas caídas. Lo que nunca se debe hacer, y es el error en que ha caído este criador, es intentar corregir un defecto con el defecto contrario, ya que de esa manera introducimos en el patrimonio genético una nueva característica negativa. Lo que tenía que haber hecho es cruzar esa hembra con una aleta caída con un macho que tenga las dos aletas perfectas y así obtendría 1/2 de pollos con las dos aletas en posición correcta y otro 1/2 con una aleta caída al igual que la madre.
     Si un aficionado tiene en su criadero pájaros con las aletas perfectas y otros con las aletas caídas lo que debe hacer es ir eliminando todos los ejemplares que presenten dicho defecto y a la vuelta de tres o cuatro años todos los canarios de su criadero ya no presentarán ese defecto.
     Con este tipo de selección se va a reducir a la mitad o más el número de ejemplares del criadero. Pero es mejor tener pocas parejas de buena calidad que no muchas con defectos; pues es la única manera de progresar.
     Cuando se emparejan durante varios años ejemplares de pluma fina con el fin de obtener mayor volumen de pluma se corre el riesgo de que las aletas se caigan y de que los rizos empiecen a no estar bien definidos. Para evitar estos riesgos se deben emparejar cada tres o cuatro años los ejemplares de pluma fina con ejemplares de pluma fuerte o corta que tienen menos volumen de plumaje pero los rizos suelen estar bien definidos. Normalmente los ejemplares de pluma dura o corta no son adecuados  para las exposiciones, pero son imprescindibles para la cría.

Para obtener buenos resultados es imprescindible tener un registro de cría en el que figuren las cualidades y defectos de los ejemplares, a fin de conocer las características de sus progenitores y el grado de parentesco de los ejemplares a la hora de formar las parejas. No es lo mismo un canario que tiene un buen manto pero sus abuelos no, que uno que tiene un buen manto y todos sus ascendientes también lo tenían; en este caso estamos casi seguros que dicha característica está bien fijada en su patrimonio genético.
  
 
 

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